jueves, 24 de marzo de 2011

Discurso de la Edad de Oro. (Cap. XI)

Dichosa edad y siglos dichosos aquellos a quien los antiguos pusieron nombre de dorados, y no porque en ellos el oro, que en esta nuestra edad de hierro tanto se estima, se alcanzase en aquella venturosa sin fatiga alguna, sino porque entonces los que en ella vivían ignoraban estas dos palabras de tuyo y mío. Eran en aquella santa edad todas las cosas comunes: a nadie le era necesario para alcanzar su ordinario sustento tomar otro trabajo que alzar la mano y alcanzarle de las robustas encinas, que liberalmente les estaban convidando con su dulce y sazonado fruto. Las claras fuentes y corrientes ríos, en magnífica abundancia, sabrosas y transparentes aguas les ofrecían. En las quiebras de las peñas y en lo hueco de los árboles formaban su república las solícitas y discretas abejas, ofreciendo a cualquiera mano, sin interés alguno, la fértil cosecha de su dulcísimo trabajo. Los valientes alcornoques despedían de sí, sin otro artificio que el de su cortesía, sus anchas y livianas cortezas, con que se comenzaron a cubrir las casas, sobre rústicas estacas sustentadas, no más que para defensa de las inclemencias del cielo. Todo era paz entonces, todo amistad, todo concordia. [...].
Toda esta larga arenga (que se pudiera muy bien escusar) dijo nuestro caballero, porque las bellotas que le dieron le trujeron a la memoria la edad dorada, y antojósele hacer aquel inútil razonamiento a los cabreros, que, sin respondelle palabra, embobados y suspensos, le estuvieron escuchando. Sancho asimesmo callaba y comía bellotas, y visitaba muy a menudo el segundo zaque, que, porque se enfriase el vino, le tenían colgado de un alcornoque.

Más tardó en hablar don Quijote que en acabarse la cena, al fin de la cual uno de los cabreros dijo:

—Para que con más veras pueda vuestra merced decir, señor caballero andante, que le agasajamos con prompta y buena voluntad, queremos darle solaz y contento con hacer que cante un compañero nuestro que no tardará mucho en estar aquí; el cual es un zagal muy entendido y muy enamorado, y que, sobre todo, sabe leer y escrebir y es músico de un rabel, que no hay más que desear.

Apenas había el cabrero acabado de decir esto, cuando llegó a sus oídos el son del rabel, y de allí a poco llegó el que le tañía, que era un mozo de hasta veinte y dos años, de muy buena gracia. Preguntáronle sus compañeros si había cenado, y, respondiendo que sí, el que había hecho los ofrecimientos le dijo:

—De esa manera, Antonio, bien podrás hacernos placer de cantar un poco, porque vea este señor huésped que tenemos que también por los montes y selvas hay quien sepa de música. Hémosle dicho tus buenas habilidades y deseamos que las muestres y nos saques verdaderos; y, así, te ruego por tu vida que te sientes y cantes el romance de tus amores, que te compuso el beneficiado tu tío, que en el pueblo ha parecido muy bien.

—Que me place —respondió el mozo. [...].


1. ¿Cuántos y por qué se sentaron al rededor de las pieles?

2. ¿Qué tipo de "regalo" le hacen a Don Quijote al final de la cena? ¿Qué nombre recibe el hombre que le canta la canción?

3.¿De qué trata la canción?

6 comentarios:

laura dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
César dijo...

1. Juntaron unas pieles formando una mesa rústica para sentarse a comer.
Se sentaron los pastores que había en la maja, que eran seis. Don Quijote se sentó en un dornajo (cuenco redondo que le utilizarían seguramente para dar de comer a los animales) puesto del revés que le habían traído los pastores, y Sancho posteriormente se sentó a su lado después de que le obligara su amo.

2. Le deleitaron con una canción compuesta por el tío de uno de ellos, para que viese que en los montes también entendían de música.

3. la canción es de un romance. Trata del amor que siente el autor o el protagonista por una dama llamada Olalla.

Silvia dijo...

1. Alrededor de las pieles se sentaron seis pastores, que eran los que estaban en la majada, Don Quijote y Sancho (porque Don Quijote le obligó) para comer.

2. El regalo consistía en que uno de los compañeros de los pastores le cantase a Don Quijote una canción que había compuesto su tío y que tenía mucho éxito en el pueblo. El encargado de cantar era un mozo de unos veintidós años que se llamaba Antonio.

3. La canción es un romance amoroso que Antonio le dedica a Olalla.

laura dijo...

1.Junto a las pieles se sentaron seis pastores con Don Quijote y Sancho.

2.El regalo fue que uno de los pastores dijo que tenían un amigo que se le daba muy bien cantar y que le dedicaría una de sus canciones.

3.La canción se trata de un romance amoroso.

Elena dijo...

1. Alrededor de las pieles se sentaron 6 cabreros para disponerse a comer.
2. Mandan a Antonio, uno de los cabreros interpretar una canción.
3. La canción se trata de un romance amoroso que el cabrero dedica a una joven dama llamada Olalla.

Delia dijo...

1 Se sentaron 6 pastores para comer.
2 Antonio le cantó una canción.
3 Sobre un romance que el pastor dedica a su enamorada Olalla.